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1.- ROMERO HICKS, POR FIN. Luego de una larga espera, que incluyó una fallida competición por la titularidad de la Secretaría de Educación Pública, el ex gobernador de Guanajuato, Juan Carlos Romero Hicks, finalmente logró colocarse en el gabinete de Felipe Calderón Hinojosa en una descentralizada nada desdeñable: el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Quien fuera el primer mandatario en concluir un sexenio en la era panista de Guanajuato, puesto que sus antecesores, Medina, Fox y Martín Huerta, ejercieron periodos irregulares por diversas circunstancias, no la tenía fácil para incorporarse al nuevo equipo gubernamental.
No obstante haber sido Guanajuato uno de los estados que mayor cantidad de votos le otorgaron a Felipe Calderón en la reñida contienda de julio pasado, el mandatario que encabezaba el esfuerzo político panista, pues a final de cuentas en eso se traduce una gestión gubernamental, había desparecido del primer círculo de las expectativas de conformación del gabinete federal.
No ha sido un secreto, pues se ha ventilado ampliamente en estos días, que Juan Carlos Romero recibió una primera invitación, luego de que se perdió la posibilidad de ocupar la SEP, para integrarse al equipo calderonista en una subsecretaría de la Secretaría de Desarrollo Social, cuya titular es la panista yucateca Beatriz Zavala.
La invitación fue declinada. Fuentes internas del equipo romerista aseguran que el tema educativo ha sido el que mayor tiempo y dedicación le ha ocupado al ex gobernador, por lo que no quitaron el dedo del renglón de buscar un espacio que se vinculara de alguna manera con dicha área.
Sin embargo, a la distancia también puede especularse un poco en torno a la negativa: hubiera sido muy complicado para un ex gobernador, que además mantuvo un liderazgo significativo en la Comisión Nacional de Gobernadores (CONAGO), asumir un rol subordinado en una instancia que mantiene una intensa interactuación con los poderes locales. Aceptar la subsecretaría hubiese sido incómodo tanto para la secretaria Zavala como para el propio ex gobernador Romero Hicks.
La apuesta entonces, que no estuvo exenta de riesgos, fue la de buscar un espacio en el sector de paraestatales y descentralizadas, mejor aún en aquellas que podían mantener una vinculación con el sector educativo.
Y, en ese sentido, el resultado no puede ser mejor: el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología es el responsable de la formación de los científicos mexicanos al más alto nivel, en ese espacio Romero Hicks tendrá, sin duda, el reto profesional más importante de su vida.
No hay que olvidar que tanto como rector de la Universidad de Guanajuato, como cuando ejerció la gubernatura de la entidad, Romero Hicks gozó de márgenes de maniobra sumamente amplios, en primer lugar por carecer de oposición, prácticamente; en segundo, por el cobijo ofrecido desde instancias políticas como los gobiernos estatales medinista y foxista y el gobierno federal foxista. Eso ya no ocurrirá.
Ahora, Romero se verá enfrentado a la demandante y confrontadora comunidad científica mexicana, a la que hasta ahora ha sido relativamente ajeno. Si bien dirigió una universidad de provincias, ésta no se distingue por una inserción masiva en los estándares de la alta investigación científica. Por otra parte, las localizadas comunidades científicas que se aglutinan en torno a la Universidad de Guanajuato no tuvieron la mejor comunicación con el ex rector y ex gobernador.
Esos antecedentes, empero, no lo inhabilitan. Juan Carlos Romero ha mostrado capacidades de adaptación, flexibilidad para tomar decisiones y cuenta con un equipo compacto que ha desarrollado buenas habilidades políticas. También, en contraparte, arrastra con un grupo de amigos y colaboradores que medran de sus buenas relaciones políticas pero que muy poco le aportan.
Será su capacidad para discriminar y su entendimiento del momento que vive la política mexicana y, en particular, la comunidad científica, lo que le darán las posibilidades para salir exitoso en la encomienda que le ha hecho Felipe Calderón y que atiende a un sector donde el nuevo panismo gobernante no las trae todas consigo. Para Guanajuato, sobra decirlo, sería por demás deseable que Romero Hicks salga airoso en este reto.
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