Nos critican en la prensa escrita

Lo que nunca pensamos que pasaría, sucedió: este blog ha sido severamente criticado en un medio tradicional como es la prensa escrita, lo cual es bueno. Ni en el más loco sueño guajiro supusimos que este humilde espacio (sitio web gratuito colgado en Internet) iba a ser objeto de una reseña crítica. Señal de que vamos avanzando. Señal que nuestros comentarios no han pasado desapercibidos para la rancia clase política iturbidense. Esto nos alienta mucho más.
Va lo que dijeron de nosotros en el Semanario El Reloj. Usted juzgue.

De la insensatez a la cobardía
ROCIO SUSANA PÉREZ RODRÍGUEZ

“Si quieres ganar un adepto para tu causa, convéncelo primero de que eres sincero”. Abraham Lincoln

¿Qué tan acertada es la (terrible y dramática) analogía que los propios mexicanos hacemos, de manera recurrente, y en chistes de muy mal gusto, cuando a diferencia de habitantes de otros países nos comparamos con una cubeta llena de cangrejos?

Yo, en lo personal, no soy tan pesimista, pues considero que como sociedad podemos y debemos sumar esfuerzos para afrontar las dificultades, aún en escenarios poco alentadores (y así lo hemos demostrado); aunque tampoco puedo hacer mutis frente a quienes desde el más cobarde de los anonimatos se la pasan alimentando el rencor y el encono, muy probablemente encubiertos por el grave resentimiento de sus frustraciones.

Ignoro quién -y bajo qué malsanos propósitos-, envió recientemente a mi correo personal una liga para visualizar un “blog” (sitio web gratuito colgado en Internet), a fin de visitar “el oasis de la información para todos los ciudadanos iturbidenses”, mismo que también consideran sus autores como “el espacio alternativo de los iturbidenses”.

Y hablo en plural, porque ahí mismo afirman ser “un grupo interdisciplinario de iturbidenses interesados en el debate de ideas con una mirada alternativa a lo que sucede en San José Iturbide” (sic), sin atreverse a dar la cara, pese a que son parte, precisamente, de “un grupo interdisciplinario” (¡guau!).

Más allá de quién o quiénes son, lo que realmente preocupa es el fin que existe atrás de ese espacio gratuito, a través del cual solo son capaces de expresar vituperios y agravios, como si en realidad fueran dueños absolutos de la verdad.

Criticar por criticar, sobre todo cuando se carece de argumentos verdaderos y sustentables, solo abona incertidumbre y en nada ayuda a la construcción de una sociedad que busca trascender en todos los ámbitos.

Obvio, en lugar de participar en la construcción de ideas y proyectos, lo más sencillo es derribar cualquier cimiento. Finalmente esa postura es la más sencilla y la que menos trabajo representa, porque desde la oscuridad del anonimato se reproduce el engaño y la mentira, demostrando con ello temor y cobardía… ¿A qué?

Llama poderosamente la atención que el llamado “grupo interdisciplinario” (y más guau), tenga la limitada visión de “criticar” al gobierno en turno de San José y a todo lo que les huela a PAN, aduciendo, sin embargo, una marcada y referida defensa del “señor López”, olvidando para ello, tal vez por miopía, que AMLO es consecuencia incuestionable de otro partido político y no de la esencia misma del PRD, al igual que muchos de sus más cercanos y estrechos colaboradores.

Lo que a mí me parece más lamentable es que el o los creadores de ese “oasis informativo”, solo tienen cabeza para fusilarse las notas periodísticas de El Reloj y del periódico Correo, para de ahí generar su “otra visión” del acontecer iturbidense. De otra forma no lo pueden hacer.

La libertad de expresión (en su más pura esencia), es un derecho consagrado en nuestra Constitución Política, pero como tal también presenta obligaciones y la principal de ellas se refiere a expresar nuestras ideas con total y absoluta responsabilidad, sin descalificativos, porque de lo contrario es un hecho que podemos caer en la injuria, calumnia y difamación.

Me parece aberrante y carente de toda proporcionalidad el emitir juicios de valor cuando no se conoce a ciencia cierta el tema a tratar, basándose solamente en lo que se publica en algún medio informativo. Es tanto como calificar de mala a una película que no nos gustó, pero sin tener, aunque sea, el más mínimo conocimiento de cine.

La feria de aniversario, por ejemplo, pudo haber sido buena, regular o mala –según la óptica de cada quien, la cual es muy respetable-, pero partir de ahí para afirmar que el evento en general fue pésimo, pues sí que hay una gran diferencia.

Y digo lo anterior porque vivimos en una sociedad plural, en la que se respetan las ideologías y creencias, tanto políticas y religiosas; lo que no se vale es asumirse como el prototipo de la verdad, máxime cuando se hace a través del absurdo y cobarde anonimato.

Sé, por las amistades que tengo en esta bella ciudad, que los “anónimos” han figurado como el medio más común para tratar de desprestigiar a ciertos personajes públicos. En un principio fue mediante copias fotostáticas o cartas que se enviaban a domicilio; hoy en día la técnica se ha modernizado, al grado de que esos cobardes ahora utilizan el correo electrónico y toda la gama de posibilidades que ofrece la red de Internet.

Como profesionista que labora en una empresa del sector privado, resulta absurdo que en pleno siglo XXI haya aún mentes oscuras que solo busquen ponerle trabas a todo, que porque si es azul, es malo; si es rojo, también.

Seamos sensatos y tratemos de pensar que nadie, o muy pocos, van a comulgar con nuestras propias ideas. Es parte de la diversidad del pensamiento. Ah, pero si lo que queremos es asegurar –con pruebas o sin ellas-, que fulano es un tal por cual, pues tengamos el valor civil de dar la cara.

En lo personal, me parece muy triste que a partir de una declaración periodística se quiera descalificar la integridad de uno de los más notables abogados, no solo del municipio, pues me atrevo a señalar que también lo es de la región y del estado.

En efecto, me refiero al Lic. Raúl Adolfo Tapia Ramírez, persona honorable y muy respetada en San José, quien en entrevista con el periódico Correo considero viable la posibilidad de cambiar de fecha la celebración de la feria.

Tal idea no me parece desproporcionada, no solo por el mal tiempo que impera en estas épocas, sino por algunos trágicos antecedentes que se han suscitado en otras partes del país y del mundo. Caso concreto y más reciente fue el lamentable deceso de una persona que el pasado fin de semana participaba en un evento de danzón en la Ciudadela del Distrito Federal, y fue víctima de un rayo, mismo que lesionó a otras cinco personas.

Luego entonces, ese podría ser también un importante parámetro para ajustar la fecha de la feria de aniversario y evitar así posibles tragedias. Estoy convencida que si ese percance hubiese sucedido en San José, entonces el connotado y sesudo “grupo interdisciplinario” habría vertido su saña en el sentido de que las autoridades no tuvieron la capacidad para modificar el calendario de la feria. Vamos, que no tuvieron la visión de anticiparse a la tragedia tan evidente que se avecinaba.

Esto es algo muy parecido al niño que primero se queja con su madre porque la leche está fría y luego vuelve a inconformarse porque la misma está caliente, y así, en ambos casos, “no me la puedo tomar”.

Qué terrible es observar a esos inconformes con la vida, a quienes todo les duele y todo les produce náuseas, pero que como personas (supongo que plenamente íntegros de sus facultades), no se dedican a producir para que este municipio, estado y país pueda acceder a mejores estadios de desarrollo.

Me parece, y casi estoy segura, que esos facinerosos son de los que se quejan y vociferan porque en la acera de sus casas hay basura, pero finalmente son incapaces de barrer al menos ese pedacito que les corresponde.

La verdad no está de parte de quién grite más; lo malo de los que se creen en posesión de la verdad es que cuando tienen que demostrarlo no aciertan ni una. Hay un hecho que al final de cuentas puede resumir esta colaboración: de todos los animales de la creación el hombre es el único que bebe sin tener sed, come sin tener hambre y habla sin tener nada que decir.