El PAN traiciona su historia
De Proceso
El PAN: La doctrina, a la basura
Álvaro Delgado
Salvo para adornar discursos vacíos, convertida en lugar común la descontextualizada frase de “brega de eternidad”, la doctrina de los fundadores del Partido Acción Nacional (PAN) está arrumbada por la abulia de los dirigentes y militantes, incluidos los servidores públicos de todo nivel, embrutecidos del poder hasta el hartazgo.
Cuando la ética, y no sólo la ley, se convierte en mercancía, el amor por la palabra y el compromiso social se van al vacío, degradados. Se impone la ambición sin atenuantes y se abre paso la desvergüenza, la sevicia.
Decía Gómez Morín, mexicano ejemplar: “Un partido tiene el derecho de llevar sus programas y sus hombres al gobierno, pero ese mismo gobierno, en el momento de llegar a serlo, deja de ser partido para ser la representación de la nación, y no tiene derecho de utilizar los recursos del poder, que son de aquélla, para el sostenimiento del partido, ni tiene derecho de utilizar la estructura jurídica y administrativa para coaccionar voluntades en pro del partido.”
Otro mexicano de estatura, Efraín González Luna, proclamaba: “Cualesquiera que sean las circunstancias, es deber fundamental del jefe de Estado serlo positivamente y no representar ni servir a un partido o a una camarilla, aun cuando le deba el acceso al poder.”
Y Adolfo Christlieb Ibarrola: “El gobierno y el partido en el poder no deben identificarse.”
Esto decían los próceres del PAN, guías de los dirigentes y militantes, y en sustancia esto es lo que también establecen los documentos básicos del partido político que, como tal, es el más longevo del sistema político mexicano. Otra es, sin embargo, la realidad.
El más reciente ejemplo de la contraposición entre lo que es y lo que debe ser acontece en Yucatán, antes, durante y después al proceso electoral interno del PAN para elegir al candidato a la gubernatura. “Fue una elección de Estado”, afirma una y otra vez Ana Rosa Payán Cervera, una de las contenientes.
Directora general del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) durante el último año del gobierno de Vicente Fox, Payán afirma que, además de conductas inmorales de militantes panistas, que indujeron y coaccionaron el voto, servidores públicos del gobierno estatal cometieron actos ilegales al usar recursos del erario para comprar votos y entregar materiales, entre ellos escamoteados a damnificados del huracán Stan, almacenados para la ocasión.
Dos veces alcaldesa de la capital, desde la que enfrentó el cacicazgo priista de Víctor Cervera Pacheco, Payán participó en un proceso para definir a quien sucederá a Patricio Patrón Laviada, el primer gobernador panista, a quien acusa de favorecer, ilegal e inmoralmente, a Xavier Abreu, declarado ganador y sujeto, sin embargo, al proceso de impugnación que deberá resolver el CEN del PAN y, en el extremo, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Los señalamientos de Payán, que acredita con abundantes pruebas que deben ser valoradas, son de extrema gravedad, y conciernen no sólo a los panistas yucatecos, ni a los del país --por contraponese a la línea doctrinal descrita--, sino a los mexicanos todos, porque como ella misma advirtió, al exigir a diputados del Congreso local: “Si esto pasó en un proceso interno partidista, ¿qué sucederá en los comicios gubernamentales del 20 de mayo de 2007?”.
Aludo a los mexicanos todos porque, como debió haber sido siempre y como debe serlo hoy con mayor razón, está de por medio el respeto a la voluntad ciudadana para elegir, libre y democráticamente, a quien representa a la sociedad, sin la interferencia --ilegal e inmoral-- de poderes oficiales o fácticos, así sea en un partido político o en los poderes constitucionales.
En asunto rebasa los límites de Yucatán y a los militantes y simpatizantes del PAN, que en otras latitudes y en otros momentos han padecido agravios por prácticas que no son ya, por desgracia, aberrante patrimonio de un partido político, sino parte de una enfermedad nacional que está degradando a la nación, atormentada de por sí por latrocinios de toda escala.
Ignorar el tamaño del problema en Yucatán no es sólo un asunto de disimulo y cobardía, ni siquiera de alegar que se trata de algo que sólo corresponde a los panistas, porque hay que tener claro, por ejemplo, lo que establece el artículo constitucional: “Los partidos políticos son entidades de interés público.”
Tampoco se trata de afirmar que las denuncias de Payán, de extrema gravedad, insisto, constituyen un exabrupto por no haber ganado, porque existen numerosos antecedentes de prácticas ilegales e inmorales en otros procesos internos, como en Guanajuato, y más recientemente en la elección que ganó Felipe Calderón --por no aludir al proceso constitucional--, que por no haber sido sancionados incuban más conductas deleznables.
No hay que olvidar que el PAN se ufana todavía, aunque cada vez menos, de ser el partido de la legalidad y la decencia en la política y en el servicio público, aunque abundan los ejemplos de que el ejercicio del poder lo ha degradado al punto de consagrarse a la impunidad, como ahora puede ocurrir en Yucatán.
Los mexicanos, y no sólo los panistas, deben tener presente la herencia doctrinal de los fundadores del PAN en materia de política y servicio público, y la orientación en esa “brega de eternidad” a la que llamó Gómez Morín.
Pero si la desidia y el escaso aprecio por la prosa de este prócer se impone, por sentirlo lejano en el tiempo, al menos los panistas podrían releer a Carlos Castillo Peraza, yucateco como los inmiscuidos en el más reciente escándalo de corrupción en el PAN:
“No son ni deben ser distintas la moral en el poder y la moral en la oposición. El sometimiento de la política a la ética es una radical afirmación del partido. A ella nos hemos atenido y a ella nos seguiremos atendiendo.”
Lo sé: una cosa son las proclamas que, sin sustento en la práctica, equivalen a la nada.
Apuntes
Por eso Fox --a quien su médico militar le detectó recientemente diabetes-- puede asistir a un convite con el PAN de Guanajuato para develar, en su honor, una estatua del Quijote, grosero el parecido. La impunidad abre paso al descaro: el PAN se impondrá, también, en las elecciones de 2012. “Gracias (por que) hayamos podido ganar dos veces: Sin duda el 2 de julio del año 2000 y el 2 de julio del año 2006. Y así será el 2012”, proclamó ese personaje ante dirigentes de un panismo que, en Guanajuato, ha renovado el corporativismo obrero, campesino y magisterial de la mano de Elba Esther Gordillo contra el que nació el PAN.
Es el estado de los millonarios bonos y liquidaciones, el tráfico de placas de taxi, del nepotismo, del fraude interno, del atraso político, de la propaganda sustituta de las ideas… Tres noticias del la feliz Navidad que desea a México Felipe Calderón: aumento al salario mínimo de un peso con 90 centavos al día; 20 por ciento de descuento en el uso de la autopista a Acapulco, pero a partir del 8 de enero, y una tormenta de spots en todos los canales de televisión y todas las estaciones de radio del país para encubrir el engaño…
Y ya que la ley es la ley, hay que recordar lo que establece el artículo 123 constitucional sobre los mínimos: “Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos.” ¿Con 50 pesos al día es posible cumplir con esto?...
Comentarios: delgado@proceso.com.mx
Etiquetas: Álvaro Delgado, PAN
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