Vicente Fox, el presidente más corrupto de la historia de México
Va un fragmento del reportaje principal del Proceso 1612, publicado esta semana.
Horizonte sin límites...
Verónica Espinosa y Rodrigo Vera
No es un rancho, no son dos… son tres las propiedades que, juntas, componen la enorme extensión de la que Vicente Fox se ha hecho en el estado de Guanajuato. Fueron necesarios dos reporteros por tierra, y un fotógrafo en una avioneta, para poder ofrecer a los lectores de Proceso un acercamiento al paraíso que comparten el expresidente y su actual esposa, Marta Sahagún. “Quien quiera atravesar caminando todas sus propiedades, téngalo por seguro que no acabará de caminar y caminar en todo un día…”, sintetiza un ejidatario de San Cristóbal. Son los dominios del endeudado empresario agrícola que en menos de seis años se convirtió en un acaudalado terrateniente, sin dejar testimonio de ello en sus declaraciones patrimoniales.
SAN CRISTÓBAL, GTO.- Después de ser un “malísimo” empresario agrícola que estuvo a punto de caer en la bancarrota, el expresidente Vicente Fox es hoy un próspero terrateniente, dueño de miles de hectáreas con sembradíos y tierras de agostadero que se extienden a los costados de la carretera León-Cuerámaro, en la fértil región del Bajío guanajuatense.
“Poco a poco el señor Fox se está quedando con muchas tierras de por acá. Quien quiera atravesar caminando todas sus propiedades, téngalo por seguro que no acabará de caminar y caminar en todo un día”, afirma don José Manuel Cruz, un viejo ejidatario de la comunidad.
Para demostrar su dicho, apunta hacia la verde llanura salpicada de pequeñas lagunas que, como espejos, destellan al sol y reflejan la marcha de las nubes algodonosas.
–Mire, por allá en lo plano don Vicente tiene muchos sembradíos de hortalizas, que después empaca en su congeladora y manda exportar.
Luego señala hacia unos montes del lado opuesto y agrega:
–Y allá en aquellas laderas cultiva agave. Puro maguey del bueno. Por ese mismo rumbo tiene rete hartas cabezas de ganado fino. Muchas andan desbalagadas en el monte.
–¿Tanto terreno tiene?
–¡Sí, señor! Muchísimo terreno. Tan sólo a nosotros, los ejidatarios, la familia Fox hace años nos arrebató 900 hectáreas. Ahora don Vicente las juntó con las cerca de 2 mil hectáreas que ya tiene en la pura zona de la planicie. Sin contar los montes de agave y agostadero que después compró.
El corazón de estas vastas extensiones es el casco de la Hacienda San Cristóbal, la vieja propiedad de la familia Fox, donde el rico exmandatario calcula invertir 12 millones de dólares para transformarlo en el llamado Centro Fox.
“Me iré a vivir al rancho San Cristóbal”… “Me retiraré al rancho”… solía repetir una y otra vez poco antes de dejar la Presidencia.
Ahora dice que ya vive en el “rancho”. Pero sin precisar que no habita propiamente en el casco de la hacienda, el extinto hogar familiar donde actualmente sólo vive su hermana Martha, en compañía de su servidumbre.
En realidad, el exmandatario hoy alterna su residencia entre las dos suntuosas casonas que se mandó construir y desde las que –en su dorado “retiro”– vigila sus vastas propiedades y la construcción del Centro Fox: una es la residencia de La Granja, ubicada en la fértil planicie donde cultiva sus hortalizas, y la otra es el conjunto de elegantes cabañas de La Estancia, encaramadas allá arriba, en uno de los cerros que tapizó de magueyes.
A caballo, en jeep o en camioneta Hummer, don Vicente sube a La Estancia o baja a La Granja. Va y viene, escoltado siempre por un grupo de guardaespaldas armados, a la manera de un señor feudal.
Oye misa los domingos en la parroquia de la comunidad de San Cristóbal, donde él y su familia tienen un lugar especial: un recinto en penumbra con mullidos reclinatorios, ubicado a un costado del altar. Ahí están las criptas en mármol de los padres de Fox.
Las casas del exmandatario están abiertas para recibir a personajes de la política o a sus influyentes amigos que vienen a visitarlo: estuvo el presidente estadunidense George Bush, Felipe Calderón siendo presidente electo de México, el cardenal Norberto Rivera Carrera, o los magnates de la prensa Olegario Vázquez Raña y Juan Francisco Ealy Ortiz, entre otros.
La Granja
A unos 17 kilómetros de la caótica ciudad de León, por la carretera a Cuerámaro, se atisba a mano izquierda un impecable camino asfaltado sombreado por pirules. Bloquea el paso una caseta de vigilancia pintada de verde y con cristales polarizados. Es el camino que –dos kilómetros más adelante– desemboca en la residencia de La Granja, junto a la cual se instalaron las nuevas oficinas de la fundación Vamos México.
Fue aquí donde Fox y su esposa Marta Sahagún posaron para el número reciente de la revista Quién. Actualmente la lujosa residencia tiene un enorme lago y una alberca bordeada de palmeras. Por sus jardines deambulan venados y pavos reales. A Marta y Vicente los atiende –según presumieron a esa revista– un “chef que se trajeron de Los Pinos”.
Originalmente, La Granja era una modesta casa donde vivió Fox con su primera esposa, Lillian de la Concha, y los cuatro hijos que ambos adoptaron: Ana Cristina, Vicente, Paulina y Rodrigo.
La Granja –a la que también se le llama el “rancho oficial” de Fox– fue totalmente remodelada a marchas forzadas, con el pretexto de la visita que hiciera George Bush en febrero de 2001. El diseño estuvo a cargo del arquitecto Humberto Artigas y las obras las ejecutó el constructor Cosme Mares, supuesto prestanombres de Fox, relatan Anabel Hernández y Arelí Quintero en su libro La familia presidencial. El gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción.
Artigas le dio un toque new age mexicano a la construcción. Cambió techos y paredes. En aquellos colocó enormes vigas de madera y sustituyó los muros por columnas de piedra para abrir los espacios.
En las recámaras se pusieron duelas de madera en el piso y puertas rústicas para hacer juego. Tiene una cancha de tenis y un gimnasio con jacuzzi. Se construyó un amplísimo salón de juegos de puro mármol. Y para los huéspedes, se levantó una casa de dos pisos.
El rediseño incluyó la decoración de interiores, en los que ahora puede apreciarse, por ejemplo, una colección de lujosas sillas de montar, alarde de la talabartería mexicana.
En mayo del año pasado, en La Granja se celebró la boda de Paulina, una de las hijas de Fox. Se dispuso de 70 vehículos para transportar a los 500 invitados que fueron al festejo, entre ellos los empresarios Olegario Vázquez Raña, dueño del periódico Excélsior y del Grupo Ángeles; Roberto González Barrera, de Maseca; Adrián Sada, del Grupo Vitro. También asistieron funcionarios del entonces presidente, como Reyes Tamez, Pedro Cerisola, Rodolfo Elizondo, Fernando Canales Clariond y varios más.
Paulina recibió una bendición apostólica del Papa Benedicto XVI, en la que le deseaba “continua felicidad en su matrimonio”, el cual debería estar “impregnado de amor fiel y sincera entrega”.
(...)
Etiquetas: Corrupción, México, Traidor a la democracia
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