Ciudadano Iturbidense

Otra mirada a la actualidad de San José Iturbide, Guanajuato.

noviembre 27, 2006

Traidor a la democracia se rompe el hocico

El traidor a la democracia, Vicente Fox Quesada, aún presidente de la República Mexicana, sufrió un desmayo durante un festejo panista y se rompió la boca. Hay quien dice que todo fue una farsa para justificar su posible ausencia en la entrega de poderes el próximo primero de diciembre. Más abajo, la reflexión de Julio Hernández de La Jornada sobre el hecho.

Esta es la nota de Correo:
Por Martín Diego , Lunes, 27 de Noviembre de 2006
El desvanecimiento por insolación le provocó una herida en el labio inferior, en el rancho la Estancia
SAN FRANCISCO DEL RINCÓN

El presidente de México Vicente Fox Quesada sufrió un desmayo la tarde de este domingo, que le provocó una herida en el labio inferior debajo de la nariz, momentos antes de iniciar una tienta de vaquillas en el cortijo que se montó dentro del rancho La Estancia.

Una fuente informativa que presenció el incidente, aseguró que el mandatario fue cargado en vilo por elementos del Estado Mayor Presidencial ya que se encontraba inconsciente.

Este domingo el presidente de México convocó a los diputados federales y senadores de la República emanados del Partido Acción Nacional (PAN) a una fiesta que ofreció por el fin de su sexenio y para felicitarlos por los resultados de la elección del 2 de julio pasado; el convivio se realizó en el rancho La Estancia en las inmediaciones de la comunidad La Gorda Atorada, a unos 5 kilómetros del Rancho San Cristóbal en ésta demarcación.

Astillero

Julio Hernández López

(...)
Fox realiza un ensayo preventivo de desmayo que eventualmente podría ayudarle a justificar su inasistencia el 1º de diciembre a San Lázaro (para no votar en favor de la guerra en Irak, a lo que le presionaba su entonces amigo George, Vicente aprovechó la necesidad de una operación de espalda para practicársela cuando políticamente más conveniente le era). Y el presidente en ciernes (aunque en Oaxaca lo quiso ser el sábado) mete reversa a la tesis zedillista de la sana distancia (con la que el nada priísta Ernesto pretendía alejarse de las prácticas cotidianas del partido al que nada debía) y le pide al espinoso líder Manuel que haya sana cercanía, aunque dé motivo para habladurías políticas.

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