Ciudadano Iturbidense

Otra mirada a la actualidad de San José Iturbide, Guanajuato.

julio 12, 2007

Otra farsa más del gobierno yunquista


Tomado de El Reloj

El Ojo en la Cerradura

Eliazar Velázquez

Despropósitos y ambigüedades en un evento de la Secretaría de Desarrollo Social

Casi son las ocho de la noche del domingo, pero a pesar de lo avanzado del día, la claridad es majestuosa en las inmediaciones de la comunidad Cruz de la Masa.
Todavía se siente calientita la goliza que México propinó a Uruguay en la algarabía de un grupo de jóvenes vestidos con su uniforme futbolero que toman caguamas y platican animados a la vera de un mezquite. Cerca de ahí, siguiendo una brecha se llega a El Colorado donde un hombre pedalea apacible su bicicleta, niños miran los charcos y una joven campesina revisa su celular afuera de una pequeña tienda ubicada frente al camino que las lluvias han convertido en arroyuelo.
Estas dos comunidades del municipio de San José Iturbide localizadas a la altura del Km 26 de la carretera en dirección a San Luis de la Paz, rodean al Rancho El Trébol donde se alcanza a distinguir una bandera de México que ondea en lo alto también por nacionalismo pero no relacionado con la pasión futbolera, sino porque en estos días el sitio es sede del llamado “Campamento de Embajadores de Migrantes”, que de acuerdo a la información oficial , alberga desde hace varios días a 34 niños de nacionalidad mexicano-estadounidense que comparten la característica de ser hijos de migrantes guanajuatenses procedentes de lugares como Chicago, California, Los Ángeles, Santa Ana y Texas. Según el programa divulgado, su estancia será de quince días y como parte de su recorrido visitarán zonas arqueológicas y participarán en algunas iniciativas de combate a la pobreza como el llamado “Piso firme”.

Despropósitos

La Secretaría de Desarrollo Social y Humano (SDSH) del gobierno del estado ha promocionado dicho suceso como una acción para fortalecer la identidad guanajuatense de estos niños, y lo ha hecho con tal despliegue de recursos que incluso el pasado miércoles el gobernador visitó el campamento y se echó una cascarita de fútbol con los niños acompañado del alcalde iturbidense y de otros funcionarios, entre otras teatralidades para la foto.
Todo indica que a Juan Manuel Oliva sus subordinados le han vendido desproporcionadamente este campamento como si fuera un gran aporte para fortalecer las raíces mexicanas entre los migrantes pero se trata en realidad de una iniciativa casi meramente propagandística, pues en un estado con cientos de miles de migrantes esta acción que involucra sólo a 34 niños no puede generar un alto impacto entre la comunidad de guanajuatenses que viven en los Estados Unidos.
Además habría que preguntarse por el mecanismo de selección de los niños, que en caso de haberse hecho usando como filtro a las llamadas “Casas Guanajuato” el proceso se pondría en duda, ya que es de sobra conocido que esos organismos en su gran mayoría son meros aparatos sin vida real y en otros casos son nido de grupos de intereses oportunistas. Por otra parte, el despliegue propagandístico de esa acción con los hijos de migrantes no aguanta un debate con la realidad, y ello porque tan sólo en las dos comunidades aledañas al Rancho El trébol una cantidad de niños igual o mayor a la que participan en ese campamento ahora mismo están sufriendo los terribles estragos de la ausencia de sus padres que se fueron a cruzar la frontera ¿Qué está haciendo por esos niños la Secretaria de Desarrollo Social y Humano y la presidencia municipal?
Si se trata del concepto también hay varios asegunes : en el evento realizado en ese lugar el miércoles 4 de julio Juan Manuel Oliva expresó que una de las intenciones es fortalecer las raíces culturales de estos niños, pero por lo visto la visión que les pretenden endosar está basada en estereotipos que el gobierno estatal viene cultivando desde hace algunos años con fines turísticos más que de verdadero compromiso con los procesos culturales comunitarios, pues como parte de las alternativas que ahí mismo les ofrecieron hubo un concierto de música prehispánica con un grupo originario de la comunidad de Pozos, lo cual es un desvarío porque si se trata de realmente aproximarlos a las identidades profundas, esa manifestación cultural está entre las menos adecuadas puesto que no es genuinamente representativa ni de los otomíes, chichimecas o mestizos serranos. Más allá de su valor cultural en realidad se trata de una expresión artística importada a estos rumbos hace relativamente pocos años, luego de que en ese antiguo pueblo minero tuvo una estancia fugaz la TRIBU, agrupación formada principalmente por músicos originarios de la Ciudad de México y reconocida por ser pionera en la corriente de la etno-fusión.

Ambigüedades y ¿ tráfico de influencias?

En la puerta del Rancho El Trébol se anuncia la venta de borregos pelibuey, así como opciones de esparcimiento: gotcha, tirolesa, rapel, entre otras. Mientras pájaros y golondrinas huelen la proximidad de la noche y comienzan a buscar refugio en los árboles, desde la carretera se observan casas de campaña y a los niños del campamento divirtiéndose en un área de juegos infantiles. Junto a la carretera está la cancha de fútbol donde los funcionarios públicos hicieron como que jugaban. Cerca al empastado aún es visible el anuncio de la marca All Bran, y es que se ha divulgado que el gobierno del estado con apoyo de algunas empresas, a través de la Secretaría de Desarrollo Social y Humano, está gastando en este evento alrededor de 700 mil pesos tan sólo en cuestiones logísticas y operativas.
Según el portal de Internet www.ranchoeltrebol.com donde este sitio promociona sus opciones recreativas “bajo el principio básico de compartir una experiencia ecológica”, esta propiedad fue adquirida en 1986 por la familia Ramírez Caballero, “inicialmente como una explotación de ganado lechero y, posteriormente como una agroindustria productora de lácteos que hoy está dedicada a la cría de borrego de raza pelibuey y a la producción de forrajes”. Asimismo se relata que, “con la intención de participar activamente en la divulgación de temas ambientales en 1994 formaron el Consejo Ecológico Vida Verde A.C”, y a partir del 2003 crearon el concepto de Campamentos Rancho El Trébol como respuesta a la necesidad de desarrollar lugares de recreación.
Por su parte la página web del municipio de San José Iturbide, enlista entre los funcionarios de la actual administración 2006-2009 al señor Alejandro Ramírez Caballero, el cual aparece como secretario de Desarrollo Social y es parte de la familia propietaria del Rancho El Trébol donde laboraba antes de ser funcionario. De este hecho se desprenden algunas interrogantes, pues tratándose de una acción emprendida con recursos públicos, las autoridades correspondientes deberán argumentar si no se pone en entredicho la Ley de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos del estado de Guanajuato y sus Municipios, que entre otras cosas señala en su artículo 12, fracción II que: “Habrá intereses en conflicto cuando las actividades personales, familiares, profesionales o de negocios del servidor público puedan influir en su imparcialidad, independencia o lealtad en el desempeño o ejercicio de las atribuciones o funciones propias de su empleo, cargo o comisión”.
Si bien se trata de un negocio familiar, por ser uno de sus miembros un servidor público municipal en funciones y ligado directamente al ámbito del área estatal que opera este proyecto, las autoridades tendrían que despejar la sospecha de que no estamos ante un evidente caso de tráfico de influencias en el que tiene parte tanto la Secretaría de Desarrollo Social y Humano del gobierno del estado, así como la presidencia municipal de San José Iturbide.

Miguel Mejía jefe de información de este semanario, en el contexto de la citada visita de Juan Manuel Oliva al campamento de los niños, abordó a un funcionario de la SDSH en relación a cómo se decidió realizar el evento en el rancho propiedad de la familia Ramírez Caballero, el entrevistado respondió que: “se hizo a base de una licitación…”, sin embargo, minutos más tarde cuestionando a un empleado municipal sobre el mismo tema, el reportero en mención obtuvo como respuesta algo distinto: “se prestaron gratuitamente las instalaciones…”. Ya luego fuentes oficiales divulgaron que gobierno estatal está erogando alrededor de 700 mil pesos.
Esta ambigüedad en el modo de adjudicar dicho evento al rancho propiedad de la familia del funcionario iturbidense sólo contribuye a alimentar las sospechas respecto a la discrecionalidad con la que se están manejando los recursos públicos.


ojoencerradura@yahoo.com.mx

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